Una sensación que hasta el momento apenas había conocido el Barcelona, sobrevuela el Camp Nou. Angustia, porque no se pudo llegar a los dos goles necesarios para pasar a la final. El Inter realizó un planteo cerrojo con todos sus hombres en su campo para no darle a Lionel Messi ni a sus compañeros un centímetro en la zona de peligro. Totalmente espesado por el dispositivo rival, no hubo la chispa que caracteriza a este Barça ni a Leo Messi. El resultado global de 3-2 en favor de los italiano deja a La Pulga sin la posibilidad de ganar nuevamente la Champions League. Es el final del recorrido europeo. No siempre se puede ganar. Una lástima, aunque igual de orgullosos de siempre de un Barcelona que terminó de pie, buscando ese último gol que hacía falta para acceder a la final. Queda ir por la Liga y que Leo consiga ser el goleador doméstico y a nivel mundial.