messiesp

Como quedó evidenciado, Lionel Messi no pudo desbordar su talento con la Selección argentina frente a España. Otra vez no encontró la llave para ser el Messi del Barcelona. Siempre es fácil criticarlo por su aparente pasividad en algunos encuentros en los que pasa minutos sin tocar la pelota o generar riesgo. Es conveniente analizar un poco el porqué de esa falta de explosión y poca asociación con sus compañeros. De esta manera coinciden los siguientes medios:

El País: “Un equipo que se acomoda a las necesidades de Heinze y convierte a Messi en un sospechoso es un equipo mal construido. […] Messi recibió tres balones en la primera media hora. Dos de esas pelotas le llegaron cuando estaba en un costado, a 70 metros de la portería de Casillas y de espaldas. La tercera se la entregó Di María. Recibió en el círculo central. En la selección le han dado licencia para moverse por donde quiera. Pero estas concesiones al libre albedrío son engañosas. Responden a la falta de imaginación del técnico más que al reconocimiento al talento. Sin pelota, Messi es libre como el pájaro en la pajarera”.

La Nación: “Para peor, se apunta a un esquema en el que Messi es absolutamente prescindible. […] Mientras tanto, el 4-4-2 conservador, con las dos líneas de cuatro pegadas entre sí y con el punto de partida retrasado para el contraataque mata al mejor Messi. Lo reduce a una expresión residual. Da lo mismo que juegue o que no. Si no acompaña el retroceso de defensores y medios, queda despegado del equipo. Si se tira atrás, recibe la pelota a 60 metros del arco rival. Con dos o tres tipos encima y un solo compañero por delante (Higuaín). Es la inevitable consecuencia colectiva del sistema”.

Público: “Por la zona mixta pasó cargando con la imagen de un futbolista insatisfecho. Argentina no crea circuitos de balón para Messi, que en el Calderón fue obligado a jugar un partido aparte. Era él contra todos, en ese empeño que tiene Maradona en hacerle ganar las guerras en solitario tal y como él mismo acostumbraba”.

Mundo Deportivo: “Rechaza ver a Messi bajando a buscar el balón a medio campo porque en nuestra liga, en la liga de las estrellas españolas, Messi hace filigranas, encandila porque se aprovecha de Xavi e Iniesta, dos bendiciones, dos futbolistas a los que Leo debe mucho, casi todo, un pedazo así de grande de su Balón de Oro.  […] De nuevo la ausencia de un ‘10′ futbolístico impidió que Leo e Higuaín pudieran gozar de más ocasiones, y eso que en la segunda mitad la albiceleste se creció”.

Clarín: “Pero el gran tema de la Selección sigue siendo Messi. La pelota le pasaba por arriba y si le llegaba a los pies era porque él mismo la recuperaba. Limpia, mansita, no la tenía nunca. No se pudo poner el equipo al hombro porque no encontraba a nadie con quien dialogar y Busquets estuvo muy acertado a la hora de controlarlo, de cerrarle los caminos. Además jugó a espaldas de Higuain. ¿Es el mejor lugar para Messi? Lejos de la diagonal diabólica, del lugar donde arranca y destruye”.