Medio: Sport
Fecha: 12 de octubre de 2008
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Leo confesó su pasión por los niños y admitió ser feliz jugando al fútbol y en un club como el Barcelona
 
El jueves conoció a Facundo Franco, un niño capitalino de 12 años con una incapacidad física que lloró largamente al abrazarse a usted…

Fue un momento muy emocionante que me golpeó el corazón. Me sentí inmensamente feliz por haber contribuido a que él viviera unos minutos inolvidables. Para mí fue un instante de gran satisfacción contribuir a su bienestar emocional.

Hay gente que al verles a ustedes creen que no lo tienen. Corazón, me refiero. Sólo se fijan en el dinero que ganan, lo famosos que son…

Los futbolistas debemos darnos cuenta de la suerte que tenemos con nuestra profesión. Hacemos lo que más nos gusta, nos ganamos bien la vida, disfrutamos de cierta notoriedad y debemos aprovecharla para ayudar a los demás. Tenemos la obligación de dar parte de lo que recibimos. Yo entiendo el fútbol como un deporte de competición, pero también como un vehículo para hacer feliz a la gente. Si no estuvieran detrás nuestro tantos millones de espectadores todo esto no tendría más sentido que la satisfacción propia de hacer lo que te gusta.

¿Usted sabe cuánta gente le apoya, cuántos están a su lado?

Tanto en el Barça como en Argentina me siento muy querido y respetado. Y soy consciente de que con el paso de los años me he convertido, no sé como explicarlo…

¿En una referencia para miles de niños? ¿En un ídolo?

No me gustaría que sonara petulante por mi parte…

No se preocupe, ya lo digo yo, continúe…

Sabiendo que soy el ídolo de un solo niño yo ya me siento muy feliz y recompensado.

Eso le obliga a mucho…

Tenemos que ser un ejemplo para los más chicos, porque muchos de ellos se fijan en nosotros y hay que transmitirles valores como el respeto, el esfuerzo, la educación… De todos modos nunca se debe perder de vista que el fútbol es un deporte y hay que disfrutar con lo que se hace.

Usted, siendo tan joven, sólo 22 años, ya ha alcanzado un estatus predominante. Es una figura mundial. ¿Pesa esa responsabilidad?

Para nada, no me pesa. Como le dije recién, en el fondo, es fútbol y se trata de pasarlo bien en la cancha, de ser feliz con lo que haces, de disfrutar. Luego se gana o se pierde, pero eso ya es la otra cara del fútbol.

Me consta. No le gusta perder ni a las cartas…

¡Ah no!, desde luego. Una cosa es que lo aceptes con profesionalidad, que es lo que toca. Y otra que te resignes. A mí nunca me gustó perder, desde bien chiquito.

Aquí en Argentina se ha abierto un debate popular. Dicen que los jugadores de la selección, todos, no sólo usted, no rinden igual con el equipo nacional que en sus respectivos clubs.

Respeto la opinión de todo el mundo, pero no estoy de acuerdo. No se puede comparar la selección con nuestros clubs. Allí trabajamos juntos todo el año. Cada semana, cada día. Acá nos juntamos algunas semanas y es normal que no se vea la misma cohesión. Sin embargo, como argentino, nada me llena más de orgulloso que defender la camiseta de mi país. Creo que lo hemos demostrado muchas veces, como en los Juegos Olímpicos de Pekín, sin ir más lejos.

¿Qué sintió colgándose la medalla de oro?

¡Ah, una felicidad inmensa! Para un deportista, disputar unos Juegos Olímpicos con tu país es lo máximo, sólo comparable a ganar una Copa del Mundo. ¡Y si encima ganas el oro ya es la repera!

¿Es ese su próximo objetivo, Sudáfrica?

El mío, el de mi país, el de mis compañeros… Para eso trabajamos. Como futbolista es lo máximo, el no va más. Es uno de mis grandes sueños. Espero que algún día se pueda hacer realidad. Si es en Sudáfrica, mejor.

Los grandes del fútbol mundial, los históricos, casi todos han sido campeones del mundo: Pelé, Beckenbauer, Maradona, Ronaldo, Ronaldinho, Rivaldo…

Es normal que sean los títulos los que hablen de la trayectoria de un futbolista, pero aquí hay una cosa muy importante. Ninguno de los que ha citado usted habría ganado de no haber formado parte de un gran equipo. Uno puede ser muy bueno, pero sin sus compañeros no es nada.

¿Eso también se lo aplica en el Barça?

Sin duda. A mí me llena de orgullo que me alaban y me den premios, pero lo que más me interesa, y se lo digo muy sinceramente, es el éxito colectivo. El equipo por encima de todo.

Es decir, cambiaría un Balón de Oro por la Liga y la Champions…

¿Dónde tengo que firmar para que eso sea así? ¡Por supuesto! Agradezco todos los apoyos que he recibido, pero me gustaría dejar muy claro que el bien del Barça es mucho más importante que el bien de Messi.

Van por el buen camino…

Creo que Guardiola y todos los técnicos han conseguido armar un equipo muy sólido. Existe muy buen ambiente en la plantilla y eso se refleja en el campo. Si seguimos con esa humildad y esa ambición llegaremos muy lejos y lograremos cosas. Esta plantilla tiene hambre de títulos.

A usted, con Guardiola, se le ve muy suelto.

Sí, me siento cómodo y motivado. Da gusto trabajar con él.

¿Hablan mucho?

Sí. Y no sólo conmigo. El míster es muy comunicativo. Siempre te comenta alguna cosa que te permite estar alerta y rendir al máximo.

¿Se siente extraño entrando en el vestuario y ver que Ronnie, Deco, etcétera, no están?

Siempre se les echa de menos, pero forma parte del fútbol, que está lleno de muchas etapas. Desde infantiles hasta ahora han sido muchos los compañeros y amigos que se han ido a otros equipos, porque la vida continúa. Hay que aceptar las cosas con naturalidad. Ahora no están y sólo me cabe decir que los quiero mucho y les deseo lo mejor.

Si exceptuamos aquel invento en el que se dijo que el Madrid le pretendía, a usted la verdad es que le han dejado muy tranquilo. No se le ha asociado al Milan, Chelsea…

Todas esas cosas no me interesan. Yo sólo quiero ser feliz en el Barça y trabajar para conquistar muchos títulos. Aquí lo tengo todo, no me falta de nada, así que estoy tranquilo.